martes, 26 de julio de 2016

Palabra del Día, 26 de julio

Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, (Juan 6:38).

En una noche tan oscura, las luces que guían y sirven como señal al capitán de un barco deben estar en línea una detrás de la otra como una sola y cuando las ven tan unidas saben la posición exacta de la entrada del puerto.

Cuando queremos conocer la voluntad de Dios hay tres cosas que siempre coinciden: el impulso interno, la Palabra de Dios y las circunstancias. Dios en el corazón, impulsándolo a avanzar; Dios en su Palabra (La Biblia), confirmando lo que dice en el corazón; y Dios en las circunstancias, que siempre indican su voluntad. 

Nunca comencemos hasta que estas tres cosas concuerden.
Detengámonos en las circunstancias cuando no estemos muy seguros si doblar a la izquierda o a la derecha.

¿No es una bendición que aparezca una señal a la vista? 
Dios ha puesto sus señales en el camino desconocido y tortuoso de la vida. Cuando estemos tropezando a ciegas con el peso de nuestra carga, Él guiará nuestros pasos aunque la senda tenga curvas y recodos. De alguna manera, Él nos hablará por medio de su Palabra, enviará personas, o sueños. Enviará sus ángeles en esas horas inciertas y oscuras.


No tengamos temor cuando nos encontremos en cualquier situación y haya que tomar decisiones, aunque el recorrido sea desconocido y la luz sea tenue, tengamos la seguridad de que está por aparecer una señal en el camino.

Señor, guardo silencio ante Ti y creo que, aun ahora, tus ángeles  se apresuran por el camino con la orden o la dirección o la ayuda que necesito. Amén.




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