domingo, 13 de diciembre de 2015

Palabra del día, 13 de diciembre

Cada lágrima que desciende por la mejilla es una semilla que lleva incluida la sal y el agua necesaria para su total germinación.
Ninguna se pierde en la mano de Dios.

2 Reyes 20:5
Vuelve, y dile a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice el Dios de David, tu padre: He oído tu oración, he visto tus lágrimas y voy a sanarte: dentro de tres días subirás a la casa del Señor.

Salmos 6:6
Me he consumido a fuerza de gemir; de llanto inundo mi lecho todas las noches, riego mi cama con mis lágrimas.

Salmos 39:12
Oye mi oración, Jehová, y escucha mi clamor. No calles ante mis lágrimas, porque forastero soy para ti y advenedizo, como todos mis padres.



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